¡Qué vida más cerda!

Hace unos pocos días el gobierno egipcio ordenó sacrificar a todos los cerdos del país. Algunos recuentos los cifran en 180.000 mientras otros cuentan hasta 350.000. Esta medida, según dícen, pretende que la gripe porcina no entre en Egipto, que ya hay bastante con la gripe aviar. Los sacrificios comenzaron inmediatamente, aunque lentos, porque no hay infraestructura suficiente. Y con ellos comenzaron los disturbios y las protestas de los criadores, que ven cómo acaban con su medio de vida a cambio de unas pocas libras. Todavía no queda claro quién se llevará el beneficio de esa carne que se va a vender. Las fuentes se contradicen.

Pero no hay que olvidar que nos encontramos en un país mayoritariamente musulmán. Sólo el 10% de la población es cristiano copto, y por tanto sí pueden comer carne de cerdo. Al otro 90% esta medída no le afecta. Así que han comenzado los ataques de uno y otro lado. Unos dícen que el gobierno, como siempre, trata de deshacerse de ellos. Los otros que sólo es una medída de seguridad. Los terceros afirman que, como es habitual, se ha optado por la opción más cómoda.

Lo que sí es cierto es que siempre, acaban pagándolo los que menos tienen. ¡Qué vida más cerda!